lunes, 12 de enero de 2009

LOS 30 DIAS DE SAN JOSE


DICHO NOTABLE DE STA TERESA DE JESUS

A otros santos parece les dio el Senor gracia para socorrer en 1 necesidad: el glorioso San Jose tengo experiencia que socorre en todas.
Solo pido por amor a dios que lo pruebe quien no lo creyere , y vera por experiencia cuan gran bien es recomendarse a ese glorioso Patriarca y tenerle devocion

ACTO DE CONTRICION

Patriarca santo, Jose bendito 
aqui a tus pies yo pecador 
humildemente llego contrito 
amante padre del redentor 
oye mis ruego, no me abandones
brindame siempre tu proteccion 
haz que en el cielo mis oraciones
sean acogidas, tengan valor
oh tu que gozas de eterna gloria
donde se siente perfecto amor
ven  reflejate en mi memoria 
cuando me amargue la tentacion
porque mi ruego se acomoda
si a ti lo envio con contricion
porque no en vano la iglesia toda
te ha declarado su protector. amen

ORACION DE LOS 3O DIAS

Bendito y gloriosisimo San Jose, Patriarca amabilisimo. padre indultente y amigo compasivo de los que sufren. por aquella amarga tristeza de que fue presa tu sensible corazon cuando viste los sufrimientos del nino salvador, con mirada profetica contemplaste su ignominosisima pasion y muerte en piedad, yo te lo pido, de mi pobreza y necesidad, aconsejandome en mis dudas y consuelame en todas mis tribulaciones y ansiedades. tu eres el protector de los huerfanos y desvalidos, el abogado de los que no lo tienen, el patron de cuantos se han desolado. no dseches, pues la humilde plegaria de este tu hijo..mis culpas y pecado demadsiado lo  se! han atraido sobre mi el desagrado del senor y hjeme aqui por ellas rodeado de penas. a ti oh santo mio yo imploro tu piedad, mi fervorosa oracion. no mirando mi indignidad obtenme cuanto en ella te pido mejorando lo que encerrase de imperfecto, y enderezando lo que no te fuere de tu agrado, seguro de que aguardando con rendimiento tus disposiciones no dilataras el cumplimiento de mis clamores o no te detendras en conocer mis peticiones siendo tan grande mi fe en la eficacia de tu excelso patrocinio que al verla te obligaras a darme mas de lo que pido y son mis deseo.
yo te lo pido por aquella misericordia infinita que indujo al eterno hijo de dios a asumir nuestra flaca naturaleza y nacer en este mundo de penas y miserias.
yo te lo pido por aquella hondisima amargura que embargo tu amante corazon, cuando ignorando el misterio de la encarnacion no sabias si abandonar o no a la purisima Virgen Maria.
yo te lo pido por la ansiedad que experimentaste, cuando en vano buscabas en las posadas de Belen un albergue parea tu esposa inmaculada en un lugar donde siquiera pudiera nacer el nino dios.  y cuando siendo rechazado de todas partes te viste en la necesidad de consentir en que la reina del cielo diese a luz al redentor del mundo en un miserable establo. 
yo te lo pido por la angustia indefinible que lleno tu corazon, cuando el angel a deshora de la noche entregado a que estabas al reposo, te notifico que el Nino Jesus era buscado por sus enemigos , por orden del cruel herodes.
yo te lo pido por el doloros derramamiento de sangre que presenciaste en su circuncision y por la dulzura y poder que encierra el dulcisimo nombre de jesus, que fue el que por orden del cielo le pusiste al adorable nino.
yo te lo pido por tu precipitada huida a egipto y la gran pobreza que experimentaste en aquella tierra inhospitalaria mientras alli permaneciste, llegando a ser tan extrema tu necesidad que no tenia con que vestir y alimentar a tu pequena familia.
yo te lo pido por la pesadumbre indescriptible que sentias cada vez que el divino nino te pedia un pedazo de pan y no lo tenias para darselo,
yo te lo pido por la extrema afliccion que sufriste cuando habiendo perdido al nino de edad d 12 asnos estuviste privando de su dulce compania por el espacio de 3 dias, que te parecieron 3 siglos, y por  tu gozo inenarrable al encontrarlo en el templo
yo te lo pido por lo mucho qen en este  mundo sufriste y padeciste para sutentar y servir al hijo del altisimo y la reina de los angeles.
Yo te lo pido por heroico sacrificio de tu voluntad, cuando le ofrecisteis al eterno padre los ultimos momentos en que el hombre Dios iba a expirar por nuestra salvacion.
Yo te lo pido por tu apacible y felicisimo transito y por la gloria singular que ahora disfrutas en el cielo.
Yo te lo pido humildemente por todas tus angustias, necesidades, pruebas, tribulaciones, penalidades, sufrimientos, dolores y gozos. Oh, mi buen San Jose yo siento en el corazon una fuerza que me alimenta y anima a pedirte que hagas conmigo la gran misericordia de obtenerme lo que te voy a pedir pues Jesus nada niega! 
Yo te lo pido por la fuerza omnipotente que encierra la breve oracion que me dirige mi amada madre la santa iglesia catolica. Te suplicamos Dios y Senor nuestro que los meritos del esposo de la santisima madre nos ayuden, amparen  y favorezcan, para que lo que no alcanza nuestro debil  limitado poder, se nos conceda por su intercesion  ruego. que visves  reinas por los siglos de los siglos. amen.
oh mi buen padre., yo te lo pido que digne oirme y concederme lo sgte...aca se pide..


ORACION A SAN JOSE
San Jose, te veneramos como modelo de los trabajadores, amigo de los pobres, consolador de los afligidos y emigrantes, y como al santo de providencia, porque fuiste durante tu vida terrena el representante de la bondad y solicitud del padre celestial
fuiste carpintero en nazaret y nuestro de trabajo del hijo de dios que se  hizo humilde obrero por nuestro amor. socorre con tus oraciones a todos los que se consumen en el trabajo intelectual, moral y material. que los gobiernos se inspiren en el evangelio, y los organizaciones sociales actuen segun la justicia  la paz. amen



CONSAGRACION A SAN JOSE

Heme aqui, oh gran Patriarca, postrado devotamente delante de ti. Te presento este Manto precioso y al mismo tiempo te ofrezco el proposito de mi devocion fiel y sincera. Todo lo que pueda hacer en tu honor durante mi vida, quiero realiarlo para manifestarte el amor que te profeso. Ayudame San Jose! asistem ahora y en toda mi vida, pero asisteme especialmente en la hora de mi muerte, igual que te asdistieron a ti \jesus y \maria para que un dia pueda honrarte en la patria celestial, por toda la eternidad, amen

LA ORACION DE LA PIA UNION


Se aconseja repetir en la manana y en la tarde esta invocacion.. OH SAN JOSE, PADRE ADOPTIVO DE JESUCRISTO Y VERDADERO ESPOSO DE LA VIRGEN MARIA, RUEGA POR NOSOTROS Y POR LOS AGONIZANTES DE ESTE DIA O DE ESTA NOCHE..EN EL NOMBRE DEL PADRE...JESUS, JOSE Y MARIA , OS DOY EL CORAZON Y EL ALMA MIA, 3 GLORIA AGRADECIENDO LA EXALTACION DE SAN JOSE

EXPLICACION DEL SAGRADO MANTO

Se trata de un especial homenaje tributado a San Jose para honrar su persona y para mereccer su patrocinio. Se aconseja la recitacion de estas oraciones durante 20 dias seguidos, como recuerdo de los 30 anos vividos por San Jose en compania de Jesucristo.

martes, 6 de enero de 2009

PATROCINIOS DE SAN JOSE


San José es venerado como el Patrono de:
Los Padres de Familia
Las Mujeres en estado de Buena Esperanza
Los Niños no Nacidos
Las Familias
Los Trabajadores
Los Obreros
Los Artesanos
Los Carpinteros
Los Ingenieros
Las Personas Vacilantes
Los Viajeros
Los Emigrantes
Los Moribundos
La Buena Muerte
La Justicia Social

HISTORIA DE SU DEVOCION


La devoción a San José ha venido en constante crecimiento a lo largo de la historia de la Iglesia. Se ha ido difundiendo y arraigando en la tradición del pueblo católico de todo el orbe. La devoción a San José va íntimamente unida a la teología que sobre él se va realizando. La teología y la devoción se acompañan y se completan mutuamente: la teología prepara e introduce a la devoción, y la devoción a su vez impulsa a profundizar y a ampliar el estudio teológico.
Encontramos huellas de la reflexión teológica sobre San José desde los primeros siglos del cristianismo, tanto en los Padres orientales como en los occidentales. Es así, que entre los Padres orientales que hablan de San José encontramos: En el Siglo II a San Ignacio de Antioquía, San Justino, San Ireneo. En el siglo III a Tertuliano, San Clemente de Alejandría, San Hipólito de Roma, Orígenes, Julio de África. En el siglo IV a Eusebio de Cesarea, San Efrén, San Basilio, San Cirilo de Alejandría. Y entre los Padres occidentales a San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín, Pedro Crisólogo, y otros. Considerando los aportes patrísticos, se puede decir que hacia mediados del siglo V ya se contaba con los elementos más característicos de la comprensión teológica y espiritual sobre San José.
Durante los siglos posteriores la reflexión sobre el Santo Custodio se limitaría a comentar los escritos de los Padres de la Iglesia. Pero la llegada del siglo XII traería una mayor profundización teológica con santos como Bernardo de Claraval, Tomás de Aquino y Buenaventura.
En estos primeros siglos la teología de San José se reduce principalmente al nacimiento del Señor Jesús, y a la virginidad de María, la reflexión sobre San José estaba acompañada de un cierto temor de resaltarlo demasiado. Las inquietudes básicas sobre San José se concretaban en las preguntas ¿Cuál fue realmente e históricamente la función de San José en la sagrada familia de Nazaret? ¿De qué naturaleza fue su paternidad respecto de Cristo y su matrimonio con María? Por ejemplo, ante el temor de atentar contra la virginidad de María afirmando la existencia real del matrimonio con José y María, autores como San Jerónimo lo consideraban simplemente putativo.
El primer surgimiento de la devoción a San José, se produce en sentido pleno entre los Siglos XII y XV, propiciado por el retorno a la veneración de la humanidad de Cristo y el culto a la Santa Virgen impulsado especialmente por San Bernardo de Claraval en Siglo XII, San Francisco de Asís, en e Siglo XIII, y diversos autores de la "Devotio Moderna". Entre los autores de la órdenes mendicantes se encuentran: San Buenaventura y sus discípulos Pedro Juan Olivi, Ubetino de Casal, y más tarde Bernardino de Siena, Bernardino de Feltre, Bernardino de Bustis, por parte de los Franciscanos; y por el lado de los Dominicos a San Alberto Magno, Santo Tomás, entre muchos otros. También encontramos por esta época al Papa Sixto IV, quien incluyó la fiesta de San José en el Calendario Romano hacia el año 1479.
Sin embargo parece que es a partir de los Siglos XV y XVI, en la época de las reformas católicas, cuando se empiezan a producir trabajos enteramente dedicados a San José, así como a profundizar en las reflexiones en torno al Santo Custodio. En este tiempo también crece significativamente su devoción. Los siglos siguientes hasta nuestros días son los de mayor desarrollo y florecimiento, estando la devoción a San José en un continuo aumento. En esta época encontramos numerosas fundaciones religiosas, asociaciones y las pías uniones de laicos, las iglesias, las capillas, los libros científicos y populares, las recomendaciones de los santos que buscan promover y sostener la devoción a San José.
El 8 de diciembre de 1870 el Papa Pío IX proclama a San José como Patrono de la Iglesia Universal, luego de una gran campaña promovida para tal efecto por el pueblo católico desde mediados de ese siglo. Fijándose el 19 de marzo la fiesta de su Patrocinio.
El 15 de agosto de 1889 el Papa León XIII proclama la encíclica Quamquam Pluries, en la cual se desarrolla de manera articulada los motivos que fundamentan la proclamación de San José como Patrono de la Iglesia. El teólogo cardenal Alessio María Lépicier compone por pedido del Papa San Pío X las letanías de San José.
En 1950 el Papa Pío XII fijará el 1 de mayo como la fiesta de San José obrero, y encomienda a los obreros de todo el mundo al patrocinio de San José. Posteriormente, el 19 de marzo de 1961, el Papa Juan XXIII lo proclama Patrono del Concilio Ecuménico Vaticano II.
Otro hito importante es la exhortación apostólica Redemptoris Custos del Papa Juan Pablo II promulgada el 15 de agosto de 1989, solemnidad de la Asunción de María, a los cien años de la Quamquam Pluries.
En América Latina es igualmente rica la historia de la devoción a San José. Hacia 1555 estaba tan extendida su devoción, que fue proclamado Patrón de la Nueva España. La devoción alcanza dimensiones continentales, tanto así que es en 1642 Nueva Francia (Canadá) se pone bajo la protección del Santo Custodio, y para 1679 se conocen unas letras apostólicas del Papa Inocencio XI que aluden a San José como Patrono de todos los dominios españoles.
La devoción a San José se muestra también en las manifestaciones artísticas del llamado arte colonial; lo mismo que en el hecho que numerosas poblaciones latinoamericanas lleven su nombre, rescatando dos importantes como son San José de Costa Rica y San José de California. Así como múltiples templos, abadías, universidades, colegios, etc.
El Congreso Constituyente de 1828 en el Perú proclama a San José como Patrono del Perú, confirmada por el Papa Pío XII en 1957 a petición de la Asamblea Episcopal de ese mismo año.
En esta breve revisión histórica de la devoción a San José vemos como ésta ha estado siempre presente en la historia de la Iglesia, a la vez que vemos el crecimiento en la devoción al Santo Custodio, así como en la comprensión de su modélico lugar en el Plan de Dios. Este crecimiento, en especial en los últimos siglos, viene marcando un signo de los tiempos que debe ser acogido por todos los cristianos.

NOTICIAS< INDULGENCIAS PLENARIAS

La gran noticia! El fundador de la PIA UNION DEL TRANSITO DE SAN JOSE cumple su centenario. En este sentido, el Papa Benedicto XVI ha concedido una gracia especial de INDULGENCIA a quienes visiten el santuario del Sagrado Corazon de Jesus en Como, Italia desde el 24 marzo 2008 hasta el 24 marzo 2009.

PIA UNION DEL TRANSITO DE SAN JOSE

PÍA UNIÓN del TRÁNSITO de SAN JOSÉ

La Pía Unión del Tránsito de San José o *Santa Cruzada* en pro de los moribundos, fue fundada por el Beato Luis Guanella, y tiene por objeto:

1.-Obtener, por intercesión de San José, la gracia de una santa muerte a los agonizantes de cada día, introduciendo en la cristiandad la piadosa costumbre de ayudarlos a morir santamente con oraciones y obras de caridad.
2.-Intensificar y difundir en todo el mundo la devoción a San José. Esta Santa Cruzada de oraciones en favor de los moribundos, bajo el Patrocinio de San José, fue instituida en Roma por San Pío X, el 17 de Febrero de 1913,- Para pertenecer a esta Cruzada y gozar de sus favores se necesitan las siguientes condiciones:
1.-Inscribir el propio nombre en el registro de la Pía Unión.
2.-Rezar por la mañana y por la noche esta jaculatoria:"Glorioso San José, Padre adoptivo del Hijo de Dios y verdadero esposo de la Santísima Virgen, ruega por nosotros y por los hermanos que agonizan en este día / noche".-

RECOMENDACIONES:

1.- Los fieles deben ofrecer frecuentemente sus buenas obras, oraciones y mortificaciones por los agonizantes.
2.- Deben recordar la Fiesta de San José con Novena o Triduo; practicar alguna devoción especial los miércoles de la semana, día consagrado al culto de San José.
3.-En el momento de la inscripción en la Pía Unión, deben realizar una limosna para algún Templo de San José y para obras parroquiales.
4.-Se aconseja que inviten a sus amigos a hacerse miembros de La Cruzada.
5.-Se aconseja leer y suscribirse a la Revista *San José*, órgano de la Pía Unión del Tránsito.

DEVOCIONES A SAN JOSE

SIETE DOMINGOS (DOLORES Y GOZOS)

PRIMER DOMINGO
El dolor: cuando estaba dispuesto a repudiar a su inmaculada esposa.La alegría: cuando el Arcángel le reveló el sublime misterio de la encarnación.
Oh castísimo esposo de María, glorioso San José, ¡qué aflicción y angustia la de vuestro corazón en la perplejidad en que estabais sin saber si debíais abandonar o no a vuestra esposa sin mancilla! Pero ¡cuál no fue también vuestra alegría cuando el ángel os reveló el gran misterio de la Encarnación!
Por este dolor y este gozo os pedimos consoléis nuestro corazón ahora y en nuestros últimos dolores, con la alegría de una vida justa y de una santa muerte semejante a la vuestra, asistidos de Jesús y de María.
Padrenuestro, Ave y Gloria.
SEGUNDO DOMINGO
El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.
Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis viendo nacer al niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y gozo alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria celestial.
Padrenuestro, Ave y Gloria
TERCER DOMINGO
El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión.La alegría: dada con el nombre de Jesús.
Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor Niño derramó en su circuncisión os traspasó el corazón; pero el nombre de Jesús que entonces se le impuso, os confortó y llenó de alegría.
Por este dolor y este gozo alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios.
Padrenuestro, Ave y Gloria.

CUARTO DOMINGO
El dolor: la profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.La alegría: la predicción de la salvación y gloriosa resurrección de innumerables almas.
Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar Jesús y María os causó dolor mortal, sin embargo os llenó también de alegría, anunciándoos al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo conseguidnos ser del número de los que, por los méritos de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar gloriosamente.
Padrenuestro, Ave y Gloria.
QUINTO DOMINGO
El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje a Egipto.La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto.
Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San José, ¡cuánto sufristeis teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo, particularmente en vuestra huida a Egipto!, pero cuán grande fue también vuestra alegría teniendo siempre con Vos al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.
Por este dolor y este gozo, alcanzadnos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal, sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo para ellos y muramos gozosos en su amor.
Padrenuestro, Ave y Gloria.
SEXTO DOMINGO
El dolor: a regresar a su Nazaret por el miedo a Arquelao.La alegría: al regresar con Jesús de Egipto a Nazaret y la confianza establecida por el Ángel.
Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudisteis . admirar al Rey de los cielos, sometido a vuestros más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, vivisteis dichoso en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y este gozo, alcanzadnos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir también asistidos por ellos.
Padrenuestro, Ave y Gloria.
SÉPTIMO DOMINGO
El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.La alegría: al encontrarlo en medio de los doctores en el Templo.
Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa vuestra al Niño Jesús, le buscasteis durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, le hallasteis en el templo, en medio de los doctores.
Por este dolor y este gozo, os suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedáis en nuestro favor para que jamás nos suceda perder a Jesús por algún pecado grave. Mas, si por desgracia le perdiéramos, haced que le busquemos con tal dolor que no hallemos sosiego hasta encontrarle benigno sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a gozarle en el cielo y cantar eternamente con Vos sus divinas misericordias.
Padrenuestro, Ave y Gloria.


NOVENA



SAN JOSÉ NOVENA

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ORACIÓN PREPARATORIA
Por la señal, etc.Señor mío Jesucristo, etc.
Oh gloriosísimo Padre de Jesús, Esposo de María. Patriarca y Protector de la Santa Iglesia, a quien el Padre Eterno confió el cuidado de gobernar, regir y defender en la tierra la Sagrada Familia; protégenos también a nosotros, que pertenecemos, como fieles católicos. a la santa familia de tu Hijo que es la Iglesia, y alcánzanos los bienes necesarios de esta vida, y sobre todo los auxilios espirituales para la vida eterna. Alcánzanos especialmente estas tres gracias, la de no cometer jamás ningún pecado mortal, principalmente contra la castidad; la de un sincero amor y devoción a Jesús y María, y la de una buena muerte, recibiendo bien los últimos Sacramentos. Concédenos además la gracia especial que te pedimos cada uno en esta novena.

Pídase con fervor y confianza la gracia que se desea obtener.
A continuación rezar la oración del día que corresponda:
DÍAS1 2 3 4 5 6 7 8 9

DÍA 1º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús así como consolaste a tu padre amado en las perplejidades e incertidumbres que tuvo, dudando si abandonar a tu Santísima Madre su esposa, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José nos concedas mucha prudencia y acierto en todos los casos dudosos y angustias de nuestra vida, para que siempre acertemos con tu santísima voluntad.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 2º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado en la pobreza y desamparo de Belén, con tu nacimiento, y con los cánticos de los Ángeles y visitas de los pastores, así también te suplicamos humildemente por intercesión de San José, que nos concedas llevar con paciencia nuestra pobreza y desamparo en esta vida, y que alegres nuestro espíritu con tu presencia y tu gracia, y la esperanza de la gloria.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 3º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu amado padre en el doloroso misterio de la Circuncisión, recibiendo de él el dulce nombre de Jesús, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, nos concedas pronunciar siempre con amor y respeto tu santísimo nombre, llevarlo en el corazón, honrarlo en la vida, y profesar con obras y palabras que tú fuiste nuestro Salvador y Jesús.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 4º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como consolaste a tu padre amado de la pena que le causó la profecía de Simeón, mostrándole el innumerable coro de los Santos, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José que nos concedas la gracia de ser de aquellos para quienes tu sirves, no de ruina, sino de resurrección, y que correspondamos fielmente a tu gracia para que vayamos a tu gloria.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 5º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como tu amado padre te condujo de Belén a Egipto para librarte del tirano Herodes, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos libres de los que quieren dañar nuestras almas o nuestros cuerpos, nos des fortaleza y salvación en nuestras persecuciones, y en medio del destierro de esta vida nos protejas hasta que volemos a la patria celestial.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 6º
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús así como tu padre amado te sustentó en Nazaret, y en cambio tú le premiaste en tu santísima compañía tantos años, con tu doctrina y tu dulce conversación, así te rogamos humildemente, por intercesión de San José nos concedas el sustento espiritual de tu gracia, y de tu santa comunión, y que vivamos santa y modestamente, como tú en Nazaret.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 7º
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como por seguir la voluntad de tu padre celestial permitiste que tu amado padre en la tierra padeciese el vehementísimo dolor de perderte por tres días, así te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que antes queramos perder todas las cosas y disgustar a cualquier amigo, que dejar de hacer tu voluntad; que jamás te perdamos a ti por el pecado mortal, o que si por desgracia te perdiésemos te hallemos mediante una buena confesión.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 8º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, que en la hora de su muerte consolaste a tu glorioso padre, asistiendo juntamente con tu Madre su esposa a su última agonía, te suplicamos humildemente, por intercesión de San José, que nos concedas una muerte semejante a la suya asistido de tu bondad, de tu Santísima Madre y del mismo glorioso Patriarca protector de los moribundos, pronunciando al morir vuestros santísimos nombres, Jesús, María y José.
Terminar con la oración final para todos los días.
DÍA 9º

Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Oh benignísimo Jesús, así como has elegido por medio de tu Vicario en la tierra a tu amado padre para protector de tu Santa Iglesia Católica, así te suplicamos humildemente por intercesión de San José, nos concedas el que seamos verdaderos y sinceros católicos, que profesemos sin error la fe católica, que vivamos sin miedo una vida digna de la fe que profesamos, y que jamás puedan los enemigos ni aterrarnos con persecuciones, ni con engaños seducirnos y apartamos de la única y verdadera religión que es la Católica.

Terminar con la oración final para todos los días.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oh custodio y padre de Vírgenes San José a cuya fiel custodia fueron encomendadas la misma inocencia de Cristo Jesús y la Virgen de las vírgenes María; por estas dos queridísimas prendas Jesús y María, te ruego y suplico me alcances, que preservado yo de toda impureza, sirva siempre castísimamente con alma limpia, corazón puro y cuerpo casto a Jesús y a María. Amén.
Jesús, José y María, os doy mi corazón y el alma mía
Jesús, José y María, asistidme en mi última agonía.
Jesús, José y María, con Vos descanse en paz el alma mía.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Antífona. Tenía el mismo Jesús, al empezar su vida pública, cerca de treinta años, hijo, según se pensaba de José.
V. San José, ruega por nosotros.R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Oración. Oh Dios que con inefable providencia te dignaste escoger al bienaventurado José por Esposo de tu Madre Santísima; concédenos que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle como protector en los cielos. Oh Dios que vives y reinas en los siglos de los siglos. Amén.


TRIDUO


SAN JOSÉ TRIDUO
Puede comenzarse el 17 de cada mes para terminar el día 19.
Por la señal...Señor mío Jesucristo...
V. Benditos y alabados sean los dulcísimos nombres de Jesús, María y José.R. Amén.

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
A Vos recurrimos, bondadoso Patriarca, y con todo el fervor de nuestro afligido corazón os pedimos que, desde el trono de gloria en que os colocaron vuestras virtudes y merecimientos, escuchéis propicio nuestras súplicas y tengáis piedad de nosotros.
Humildemente confesamos que nuestras tribulaciones son pena de nuestras culpas; por eso con dolor de corazón, pedimos a Dios perdón de todas ellas. Alcanzádnoslo, amoroso San José, y por el amor que profesasteis a vuestro Jesús y María y por la autoridad que sobre ellos ejercitasteis acá en la tierra, interceded ahora por nosotros en el cielo escuchando nuestras peticiones y presentándolas Vos mismo a vuestra Esposa inmaculada y a vuestro Divino Hijo para que sean favorablemente despachadas, para mayor gloria de Dios y santificación de nuestras almas. Amén.
Acordaos, ¡oh castísimo esposo de la Virgen María y amable protector mío San José!, que jamás se ha oído decir que ninguno haya invocado vuestra protección e implorado vuestro auxilio sin haber sido consolado. Lleno, pues, de confianza en vuestro poder, ya que ejercisteis con Jesús el cargo de Padre, vengo a vuestra presencia y me encomiendo a Vos con todo fervor. No desechéis mis súplicas, antes bien, acogedlas y dignaos acceder a ellas piadosamente. Amén.
DÍAS1 2 3

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Gloriosísimo Patriarca San José, castísimo Esposo de la Madre de Dios; a vuestro amparo acudimos, no desatendáis nuestras súplicas y libradnos de todos los peligros.
V. Bendito Patriarca San José, rogad por nosotros.R. Para que seamos dignos de la gracia que imploramos.
Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, unid vuestros ruegos a los de vuestro castísimo Esposo y por los maternales cuidados que prodigasteis al Niño Jesús, interceded y rogad por nosotros para que seamos dignos de alcanzar la gracia que hemos pedido.
Sacratísimo Corazón de Jesús, oíd benigno las súplicas de María, llena de gracia, y de José, varón justo, para que por su intercesión logremos el favor solicitado, si ha de ser a mayor honra y gloria vuestra y bien de nuestras almas. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Aquí nos tenéis en vuestra gloriosa presencia, dulce protector nuestro San José, implorando vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, oh gran Santo, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables hijos de Eva, y alcanzadnos con la gracia que os hemos pedido y las Virtudes de la humildad, pureza y obediencia, la dicha de morir asistidos de Jesús, de vuestra Esposa y de Vos, para bendeciros y alabaros en el cielo eternamente. Amén.
Pídase la gracia que se desea. Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José. Terminar con la oración final para todos los días.
__________
DÍA SEGUNDO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
A vuestros pies nos postramos con el más humilde afecto, ¡oh incomparable protector nuestro San José!, confiando en vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables pecadores hijos de Eva, y alcanzadnos la gracia que os hemos pedido juntamente con las tres virtudes de tierna piedad, gratitud a los divinos beneficios y firme confianza en Dios, que tanto y con tanto fruto practicasteis Vos mismo, a fin de que enriquecidos con ellas, podamos expirar dulcemente en los brazos de Jesús y María, y alabarlos después en vuestra compañía en el cielo, por toda la eternidad. Amén.
Pídase la gracia que se desea. Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José. Terminar con la oración final para todos los días.
__________
DÍA TERCERO
Comenzar con la oración preparatoria para todos los días.
Postrados ante Vos, insigne protector nuestro San José, acudimos también hoy en demanda de vuestro eficaz patrocinio. Dirigid, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa sobre nosotros, miserables hijos de Eva, y presentad nuestras súplicas al Padre Eterno, cuyas veces hicisteis en la tierra tutelando a su Divino Hijo; ofrecedlas también al Espíritu Santo, de quien fuisteis representante como Esposo de María; presentadlas, en fin, al Hijo para que sean benignamente atendidas por la Santísima Trinidad, objeto de todo nuestro amor, ahora y siempre, por todos los siglos. Amén.
Pídase la gracia que se desea. Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de los siete dolores y gozos de San José. Terminar con la oración final para todos los días.



DEVOCIÓN DE LOS 30 DÍAS


SAN JOSÉ DEVOCIÓN DE LOS 30 DÍAS
¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de mi pequeñez, dolor y ansiedad, os contemplo con emoción y alegría de mi alma en vuestro solio del cielo, como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.
Por eso yo, pobre, desvalido, triste y necesitado, a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas; y hoy especialmente os traigo ante vuestro altar y vuestra imagen una pena que consoléis, un mal que remediéis, una desgracia que impidáis, una necesidad que socorráis, una gracia que obtengáis para mí y para mis seres queridos.
Y para conmoveros y obligaros a oírme y conseguírmelo, os lo pediré y demandaré durante treinta días continuos en reverencia a los treinta años que vivisteis en la tierra con Jesús y María, y os lo pediré, urgente y confiadamente, invocando todos los títulos que tenéis para compadeceros de mí y todos los motivos que tengo para esperar que no dilataréis el oír mi petición y remediar mi necesidad; siendo tan cierta mi fe en vuestra bondad y poder, que al sentirla os sentiréis también obligado a obtener y darme más aún de lo que os pido, y deseo.
1.- Os lo pido por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en la pobre naturaleza humana, como Dios de Dios, Dios Hombre, Dios del Hombre, Dios con el Hombre.
2.- Os lo suplico por vuestra ansiedad de sentiros obligado a abandonar a vuestra santa Esposa, dejándola sola, y yendo solo sin ella.
3.- Os lo ruego por vuestra resignación dolorosísima para buscar un establo y un pesebre para palacio y cuna de. Dios, nacido entre los hombres, que le obligan a nacer entre animales.
4.- Os lo imploro por la dolorosísima y humillante circuncisión de vuestro Jesús, y por el santo y dulcísimo nombre que le impusisteis por orden del Eterno para consuelo, amor y esperanza nuestra.
5.- Os lo demando por vuestro sobresalto al oír del Angel la muerte decretada contra vuestro Hijo Dios, por vuestra obedentísima huida a Egipto, por las penalidades y peligros del camino, por la pobreza del destierro, y por vuestras ansiedades al volver de Egipto a Nazaret.
6.- Os lo pido por vuestra aflicción dolorosa de tres días al perder a vuestro Hijo, y por vuestra consolación suavísima al encontrarle en el templo; por vuestra felicidad inefable de los treinta años que vivisteis en Nazaret con Jesús y María sujetos a vuestra autoridad y providencia.
7 .- Os lo ruego y espero por el heroico sacrificio, con que ofrecisteis la víctima de vuestro Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra redención.
8.- Os lo demando por la dolorosa previsión, que os hacía todos los días contemplar aquellas manos infantiles, taladradas un día en la Cruz por agudos clavos; aquella cabeza que se reclinaba dulcísimamente sobre vuestro pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo divino que estrechabais contra vuestro corazón, ensangrentado y extendido sobre los brazos de la Cruz; aquel último momento en que le veíais expirar y morir por mí, por mi alma, por mis pecados.
9.- Os lo pido por vuestro dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María. y vuestra entrada en el Limbo de los Justos en el cielo, donde tenéis vuestro trono de poder.
10.- Os lo suplico por vuestro gozo y vuestra gloria, cuando contemplasteis la Resurrección de vuestro Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey inmortal de los siglos.
11.- Os lo demando por vuestra dicha inefable cuando visteis salir del sepulcro a vuestra santísima Esposa, resucitada, y ser subida a. los cielos por ángeles, y coronada por el Eterno, y entronizada en un solio junto al vuestro como Madre, Señora y Reina de los ángeles y hombres.
12.- Os lo pido y ruego y espero confiadamente por vuestros trabajos, penalidades y sacrificios en la tierra, y por vuestros triunfos y gloria feliz bienaventuranza en el Cielo con vuestro Hijo Jesús y vuestra esposa Santa María.
¡Oh mi buen San José! Yo, inspirado en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus Doctores y Teólogos y en el sentido universal del pueblo cristiano, siento en mí una fuerza misteriosa, que me alienta y obliga a pediros y suplicaros y esperar me obtengáis ,de Dios la grande y extraordinaria gracia que voy a poner ante este tu altar e imagen y ante tu trono de bondad y poder en el Cielo: la espero, Santo Patriarca.
(Aquí, levantado el corazón a lo alto, se le pedirá al Santo con amorosa instancia la gracia que se desea.)
1. Esta devoción está tomada de un folleto impreso en Buenos Aires bajo la firma del sacerdote jesuita J. Santillana. En él se puede leer lo siguiente acerca de la misma: "Basta la lectura de esta Oración para tenerla como muy cristiana y teológica y como muy recomendable y eficaz para conmover ese poder y bondad del Santo Patriarca y para alcanzar por su medio las gracias más difíciles y extraordinarias.
Las razones de esta afirmación son las siguientes:
a) La materia doctrinal de esa Oración es la más teológica y completa.
b) El fin general de ella, el más devoto y grato al Santo: honrar la memoria de los treinta años que vivió con Jesús y María en la tierra.
e) Los títulos que se invocan, poderosísimos para mover el corazón del Santo.
d) La forma ferviente en que está escrita es de fe vivísima, de ternura sensible, y de urgente e irresistible instancia... Es el alma toda la que en todas sus frases pide y suplica, gime y llora, conmueve y triunfa de las resistencias del mismo Dios.
e) Y si a todo se añade la insistencia y perseverancia durante treinta días en tan larga y vehemente súplica del alma, no será temerario afirmar según el dogma católico que es una oración teológica y cristiana, eficaz e irresistible.
f) No hay en ella nada de superstición o revelación o infalibilidad o algo imposible o impropio. Por el contrario lo que se pide y se confía conseguir es sencillamente algo muy conveniente y necesario; aunque difícil y extraordinario; pero nada de milagros infalibles y a plazos fijos y por modos y prácticas supersticiosas. Todo está fundado en el dogma católico de la oración e intercesión de los Santos, y en la creencia y confianza del pueblo cristiano en el poder y bondad del Santo Patriarca.

La práctica de esta devoción ha de ser muy sencilla. Récese la oración treinta días consecutivos, y será más eficaz rezarla ante la imagen o altar del Santo; pero cuando eso no sea posible, puede rezarse en la casa particular. Se recomienda mucho la comunión, al menos los miércoles de esos treinta días. Finalmente se ruega que se dé cuenta de las gracias obtenidas"

DEVOCIÓN A LOS 19 DE CADA MES


SAN JOSÉ DEVOCIÓN AL DÍA 19 DE CADA MES

Comenzar con la señal de la cruz y el acto de contrición.
Oración a María SantísimaAmabilísima Madre mía; pues gustáis tanto de que veneremos a vuestro querido esposo San José, encended más en mi corazón la llama de la devoción a tan gran santo, y por la reverencia y amor que le tenéis, os suplico me alcancéis de vuestro divino Hijo el perdón de mis pecados y la gracia que necesito para mi salvación; favor que espero no me negaréis poniendo por medianero a mi patrón y abogado San José. Amén.
Oración a San JoséGloriosísimo patriarca San José, dignísimo esposo de la Madre de Dios, padre adoptivo de nuestro adorable Redentor y poderosísimo abogado nuestro en toda tribulación, en toda necesidad y en todo peligro: os elijo por mi patrón y abogado para toda mi vida y para mi muerte. Os pido humilde y con toda mi alma que me recibáis, santo mío, por perpetuo siervo y esclavo vuestro, y que con vuestro poderoso valimiento me alcancéis la continua protección de vuestra Esposa, la Inmaculada Virgen María y las misericordias de mi amantísimo Jesús. Asistidme siempre y bendecid mis palabras, obras, acciones, pensamientos y deseos para que en todo me conforme a la voluntad divina, y así, sirviéndoos constantemente, logre con vuestro patrocinio una feliz muerte. Así sea, Jesús, María y José.
Felicitaciones a San José por sus siete principales privilegios y las felicidades dispensadas por el Señor:


PRIMER PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por haberos escogido para padre adoptivo de su unigénito Hijo y para guía del mismo Jesús y de su Santísima Madre en sus penosos viajes durante su vida mortal: por esta vuestra felicidad, os suplico que me guiéis en mi viaje de esta vida a la eterna, alcanzándome la gracia de purificar a menudo mi alma en el santo Sacramento de la Penitencia. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
__________
SEGUNDO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió el favor de guardar de la persecución de Herodes, para beneficio del mundo, a Jesucristo, verdadero Pan de vida: por esta vuestra felicidad os suplico, que me abonéis la de recibirle dignamente con frecuencia, y particularmente, antes de morir, por viático y prenda de la vida eterna. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
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TERCER PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios, porque os concedió la dicha de fortaleceros y santificaros con el frecuente contacto y el trato íntimo de nuestro adorable Redentor: por esta vuestra felicidad os suplico que me alcancéis la de no morir sin el auxilio espiritual del Sacramento de la Extremaunción que alivia la enfermedad corporal, si conviene, y sana el alma de las reliquias de los pecados. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
__________
CUARTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió una fe vivísima y constante con la que creísteis que era obra del Espíritu Santo el fruto de vuestra purísima Esposa: por esta vuestra felicidad, os suplico que me alcancéis la incomparable de vivir y morir con la mayor firmeza en la santa fe católica. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
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QUINTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por haberes escogido para fiel ministro de Jesús y María en la tierra: por esta vuestra gran felicidad, os suplico que me alcancéis la de saberos imitar, sirviendo fiel y constantemente a Dios y a su divina Madre. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
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SEXTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió la gracia de morir asistido con el mayor cariño por Jesús y María: por esta vuestra inefable felicidad, os suplico que me alcancéis la de morir abrasado en amor de Dios y asistido por vuestra inmaculada Esposa y por Vos mismo. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.
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SÉPTIMO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por el privilegio que os cupo de resucitar con Jesucristo y subir a la eterna gloria: por esta vuestra dicha, os suplico que me alcancéis la de encontrarme en la hora de mi muerte, dispuesto para merecer, desde aquel momento, el descanso eterno de los santos. Así sea, Jesús, María y José.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
Jesús y María, José, Joaquín y Ana, en vida y en muerte amparad a mi alma.

ORACIONES A SAN JOSE

"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide."
Santa Teresa de Ávila


SÚPLICA A SAN JOSÉ
José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.
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ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valimiento, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Vuestra altísima dignidad de Padre putativo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo. Sed mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén.
Jaculatoria. Bondadoso San José, Esposo de María, protegednos; defended a la Iglesia y al Sumo Pontífice y amparad a mis parientes, amigos y bienhechores.
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VISITA A SAN JOSÉ
¡Oh castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San José! Todo el que implora vuestra protección experimenta vuestro consuelo. Sed, pues, Vos mi amparo y mi guía. Pedid al Señor por mí; libradme del pecado, socorredme en las tentaciones y apartadme del mal y del pecado. Consoladme en las enfermedades y aflicciones. Sean mis pensamientos, palabras y obras fiel trasunto de cuanto os pueda ser acepto y agradable para merecer dignamente vuestro amparo en la vida y en la hora de la muerte. Amén.
Jaculatoria.-¡Oh glorioso San José! Haced que sea constante en el bien; corregid mis faltas y alcanzadme el perdón de mis pecados.
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ORACIÓN A SAN JOSÉ
San José, casto esposo de la Virgen María intercede para obtenerme el don de la pureza.
Tú que, a pesar de tus inseguridades personales supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.
Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado obténme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales.
Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obténme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: EL SEÑOR JESÚS.
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CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ ANTE LAS TRIBULACIONES
¡Oíd, querido San José, una palabra mía !... Yo me veo abrumada de aflicciones y cruces, y a menudo lloro... Despedazada bajo el peso de estas cruces, me siento desfallecer, ni tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, empero, entiendo que no es cosa difícil el morir... pero si el bien vivir. ¿A quién, pues, acudiré sino a Vos, que sois tan bueno y querido, para recibir luz... consuelo… y ayuda? A Vos, pues, consagro toda mi vida, y en vuestras manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma… de mi familia… de los pecadores… para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre con Vos de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.
Jaculatoria. San José, Protector de atribulados y de los moribundos, rogad nosotros.
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CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
Oh Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante vuestra presencia, para pediros vuestra protección.
Desde ya os elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo vuestro amparo pongo mi cuerpo y mi alma, propiedad, vida y salud. Aceptadme como hijo vuestro. Preservadme de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo. Asistidme en todo momento y ante todo en la hora de mi muerte. Amén.

QUIEN ES SAN JOSE


SAN JOSÉ ESPOSO DE MARÍA Y A QUIÉN JESÚS LLAMABA "PADRE"FIESTA:
19 de marzo
Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.

A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.
Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).
No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!
San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.
Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación.
San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.
Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.
Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.
Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.
La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.
Amor virginal
Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio. Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.
El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).
Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:
"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24). Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).
En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).
Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2:13. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.
Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.
Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.
Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.
Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas.
La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José. Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.
San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.
En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".
En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.
San Bernardino de Siena "... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.
Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.
Santa Teresa de Jesús "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."
"No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.
San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.
Bibliografía: Souvay, Charles L., Saint Joseph, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press, Inc. 1913.
Foto: San José con el niño Jesús; Convento de las Visitantinas, Ciudad del Este, Paraguay. /- Padre Jordi Rivero.